Así sienten los colores los aficionados a los esports

Es curioso cómo mientras muchos agentes, algunos incluso relacionados con los deportes tradicionales, pretenden encorsetar y tratar como minoría a los esports y sus seguidores, no se dan cuenta de que solamente hace falta echar un vistazo y empaparse un poquito para comprender que los esports van un paso más allá. Y no estoy hablando ahora de sus cifras monstruosas en visualizaciones ni de los miles de millones de euros en ganancias. Es algo tan sencillo como que los esports son un deporte global que no solo propicia una competición sin fronteras, sino que puede disfrutarse desde cualquier parte del mundo y en cualquier momento.

Se dan torneos y ligas en todo el planeta que la gente puede seguir en diferido si no ha podido estar en el directo de algún partido o para repasar alguna táctica que los profesionales han usado en algún enfrentamiento. Lo más común es ver a muchos jóvenes que cambian sus horarios en función de lo que se esté jugando y de sus intereses. Si bien hay países que consiguen poner horarios a sus competiciones para que puedan seguirlo una gran parte de usuarios alrededor del mundo, como fue el caso de la última ESL One New York que en España se pudo seguir sin mucho sacrificio dados los horarios que usaron.

Enlace al artículo completo en El País.

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