Eventos cancelados. Aplazados en el mejor de los casos. Gradas vacías. Audiencias estancadas. Ventas de merchandising paralizadas durante meses. Conceptos del marketing deportivo como el ticketing, el match day o el hospitality no son más que un bonito recuerdo de tiempos mejores. Han vuelto a arrancar en las últimas semanas algunos torneos, competiciones y ligas oficiales, pero a medio gas y con un aire fantasmal. La pandemia ha sacudido el gran espectáculo del deporte, el escenario que daba visibilidad a las marcas, que buscaban conectar con el público y los aficionados promoviendo su imagen y sus productos gracias al patrocinio, el gran rey Midas del deporte junto a los derechos televisivos.
El coronavirus ha roto esta cadena virtuosa de la comunicación empresarial. Las compañías ahora tienen menor retorno, los fans dejan de acudir en masa a las instalaciones, no compran tantas camisetas como antes, y las competiciones y los clubes se quedan con unos ingresos menguantes.
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