Durante estos días hemos estado escuchando diferentes noticias relacionadas con los desahucios que llevan a cabo las entidades financieras a aquellas familias que no pueden pagar la cuota correspondiente de su hipoteca, una práctica que ya llevan años aplicando con el beneplácito de los grandes partidos pero con toda la sociedad civil en contra.
Como suele pasar en muchos casos ha hecho falta que sucediese -otro más- un fatal acontecimiento en uno de los miles de desahucios que se practican cada día, como ha sido el suicidio hace unos días en Barakaldo de una mujer que iba a ser desahuciada para que se produjese la reacción, no de la sociedad civil que ya lleva años luchando en contra a través de iniciativas populares y otras acciones sin el apoyo de los políticos, sino de la reacción de las entidades financieras, uno de los grandes causantes de esta crisis en la que estamos instalados y que estamos pagando entre todos.
Parece que, de momento se paralizaran algunos casos de desahucio, al menos los más preocupantes o con mayor riesgo de exclusión social durante 2 años, algo es algo, pero no es suficiente porque desde que ha estallado la burbuja inmobiliaria y con ella la crisis son muchas la familias que se han tenido que quedar en la calle y, en muchos de esos casos, por culpa de las entidades financieras a las que acudieron para comprar su casa.