La deconstrucción de los grandes torneos para salvar un 2020 en rojo

Sin público, si hace falta sin sonido, pero que las televisiones puedan entrar. Esa es la tabla de salvación hoy para el deporte de alta competición, que asume que el cumplimiento de los contratos con los operadores audiovisuales marcará la viabilidad económica de los próximos meses. Se da por hecho que no podrá haber público en las gradas durante muchos meses, un roto en términos de ingresos pero que puede dar más flexibilidad en el uso de formatos impensables hace unos meses para poder finalizar todos los torneos a tiempo.

La deconstrucción de los sistemas tradicionales de competición está adoptando diversas formas, pues directamente va desde la declaración de año en blanco a un esfuerzo por salvar a las grandes citas en detrimento de las pequeñas. Mientras unos se debaten entre si el deporte es o no industria, los grandes reguladores son los que más empujan para que así sea tras pasar a 2021 citas de envergadura como los Juegos Olímpicos de Tokio o la Uefa Euro. Ahora, la pelota está en los múltiples tejados de los gobiernos de cada país. 

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